¿Por qué eres así?
Casi nunca nos ocupamos de adentrarnos en el origen de las cosas, de los sentimientos, de las personas o de las situaciones. Algunas ocasiones buscamos entender las motivaciones de otros y pocas veces nos dedicamos a buscar en nuestros adentros aquello que originó lo que hoy sentimos o pensamos.
Desde que tengo memoria las mujeres han ocupado un lugar muy importante en mi vida. Las contemplo como seres que a lo largo de los años han debido enfrentarse a situaciones que les han hecho el camino del desarrollo personal, profesional, social y sexual mucho más complejo de lo que es para un hombre (no lo digo como generalidad, sería un error, pero hemos de comparar a la mujer con el hombre de su entorno inmediato, es decir, que se encuentren en una situación “similar” por decirlo de alguna manera. Por ejemplo, no es correcto comparar a una mujer originaria del norte con un hombre originario del sur de México donde las condiciones sociales, políticas y económicas son diferentes).
Quien me conoce sabe que me encantan las historias (escritas, televisadas, cantadas, etc.) que tienen a mujeres como protagonistas, sean reales, ficticias o mitad y mitad. Se trate de mujeres amas de casa, ejecutivas, abogadas o narcotraficantes. La música que me llega profunda es aquella escrita, cantada e interpretada por mujeres. Las empresarias y líderes mujeres me generan una gran admiración y, por supuesto, me he rodeado de mujeres enormes en todos los ámbitos, desde amistades, relaciones profesionales y no puedo dejar de mencionar a mi madre y a mis hermanas.
Siempre he atribuido mi sensibilidad (poca o mucha) hacia las historias de las mujeres por mi experiencia personal y familiar. Pero en los últimos días, en los que pareciera que todo está mal y empeora, días en los que buscamos responsabilizar al de al lado de todo el mal que existe en el mundo, me ha servido para ir buscando dentro de mí aquello que ha marcado mi camino y mi manera de ser.
En el año 2005 yo tenía 12 años de edad y estaba en primero de secundaria. La realidad es que nunca fui muy dedicado en temas escolares hasta que entré a la universidad (lo hacía para conservar las varias becas que en ese entonces tenía). Siempre me había sido difícil destacar en matemáticas, artes, física, química, inglés, historia o lo que fuera. Pero cada año, cada ciclo escolar o cada semestre existían proyectos que me hacían dedicarle el cien por ciento de tiempo y atención.
En primero de secundaria, particularmente en la clase de español, el profesor nos pidió a todos escoger un tema para exponer. Era un trabajo individual y libre, todo dependía de mí. La exposición debía ser algo diferente, no podría ser una hoja de rotafolio con letras para después leerlo frente a los compañeros de salón. Creo que en ese momento no tuve ni idea de qué tema elegir y de cómo lo iba a hacer.
Cierto día la inspiración llegó a mí, no de la manera en que a uno le gustaría o no por las razones que uno quiere.
Era un domingo, 15 de mayo de 2005 para ser exacto. Ese día fue encontrado el cuerpo de la pequeña Airis Estrella Enríquez Pando. Una niña de siete años que trece días antes había desaparecido entre las calles cercanas a su casa en la colonia Universidad, en Ciudad Juárez.
El cuerpo de Airis estaba en un tambo azul que había sido rellenado con cemento, quienes cometieron este crimen abandonaron el cuerpo en una zona alejada de la ciudad después de haberla golpeado, abusar sexualmente de ella y quitarle la vida.
Y ahí estaba, el tema de mi exposición. Hoy me pregunto si en ese entonces sabía el cómo o entendía el porqué de elegir hablar del homicidio de una pequeña niña a la que yo nunca conocí y que era apenas cinco años menor que yo.
Los siguientes días me pasé viendo las noticias, comprando El Diario de Juárez y el periódico El Mexicano para conocer los detalles que cada día se publicaban sobre el caso (creo que hoy esas ya no serían mis fuentes). Conforme pasaban los días, los periódicos se llenaban de otras historias que recordaban casos anteriores de mujeres asesinadas, mencionaban estadísticas sobre feminicidios y desapariciones y se mencionaban los casos de mujeres que algún día salieron de sus casas y nunca regresaron.
Entonces empecé a escribir lo que iba a decir en mi exposición, que en realidad fue una compilación de todas esas notas que leía, y que empezaba con el nombre de Airis Estrella y terminaba con los nombres de otras mujeres cuyos casos no conocí porque quizá cuando sucedieron yo no estaba en edad de enterarme de esas noticias.
Mis materiales para la exposición eran cartulinas blancas y rosas con recortes de periódico, entre ellos los titulares de lo que se leía en ese entonces, e imágenes impresas a tamaño carta.
La verdad es que no recuerdo muy bien cómo me fue el día de la exposición. Lo que si recuerdo es que de tanto leer me aprendí el término “traumatismo craneoencefálico” que fue la causa de muerte determinada por las autoridades en el caso de Airis, ocasionado por recibir fuertes golpes en la cabeza.
Otra cosa que se quedó en mi memoria es que al final de la exposición dije una serie de nombres que correspondían a mujeres que habían sido asesinadas o se encontraban desaparecidas en aquellos tiempos; y al momento de terminar de pronunciar los nombres en voz alta pedí un minuto de silencio a mis compañeros, y lo hicieron, no sé si por compromiso o porque en ese momento fueron sensibles al tema que se abordaba.
No recuerdo mi calificación ni recuerdo si aplaudieron cuando terminé de exponer, pero me sentí muy satisfecho por haber hablado sobre un tema que realmente me parecía importante, creo que hoy podría dar una o dos razones sobre la importancia del tema, aunque considero que en ese momento no era muy consciente del porqué me parecía importante a mí.
Días posteriores en la ciudad hubo algunas personas y grupos que expresaron sus opiniones, creo que en marchas y protestas. Recuerdo muy bien que un día, durante una clase, un compañero o compañera me habló para que me asomara a través de la ventana del salón para ver hacia la calle. Afuera había montones de niños marchando, vestidos de blanco y llevaban consigo globos y cartulinas que hacían referencia al caso de Airis Estrella.
Y me dio gusto que ese compañero relacionara ese tema conmigo, no porque fuera algo positivo, sino porque en la exposición había quedado claro que ese tema me importaba y que lo había hecho bien y, por lo menos a él, no se le había olvidado a los pocos días. Me hizo sentir que había hecho algo bien, aunque en matemáticas y en ingles yo no fuera tan bueno.
Foto: Mural realizado por niñas en 2015, en terreno ubicado en la calle Verbena de la colonia El Mezquital. Comparto el enlace de donde se describe el proceso de desarrollo de los murales en honor a Ana María y Airis Estrella. https://losrostrosdelfeminicidio.wordpress.com/2015/11/07/feminicidio-infantil-mural-de-ana-maria-y-airis-estrella/
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